El papel de ODF en la soberanía digital (libertad digital)

La soberanía digital, o la capacidad de naciones, organizaciones e individuos para controlar su propio destino digital, es un tema fundamental del siglo XXI. En el centro de este desafío se encuentra una pregunta aparentemente trivial: ¿quién controla el formato de los documentos que contienen nuestra propiedad intelectual o información personal?
En este contexto, el estándar abierto Open Document Format (ODF), formato nativo de los documentos de LibreOffice y también compatible con otras suites, es la tecnología fundamental para quienes buscan una verdadera independencia digital.
La soberanía digital incluye la capacidad de controlar el acceso a la propia información sin depender de terceros, tomar decisiones tecnológicas independientes basadas en las propias necesidades, garantizar el acceso independiente a datos estratégicos sin depender de los intereses comerciales de las grandes empresas tecnológicas, y mantener esta autodeterminación tecnológica frente a la consolidación del mercado.
Cuando organismos gubernamentales, empresas o ciudadanos almacenan sus documentos en formatos propietarios controlados por grandes empresas tecnológicas, renuncian a parte de su soberanía y dependen de estas entidades externas para acceder a su propia información.
Por qué los formatos de documentos son importantes para la soberanía
Los formatos de documentos son infraestructura, y—al igual que las carreteras, redes eléctricas o redes de telecomunicaciones—son fundamentales para el funcionamiento de las sociedades modernas. Consideremos lo que ocurre cuando los documentos estratégicos existen únicamente en formatos controlados por un solo proveedor:
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Dependencia del proveedor (Vendor Lock-In): Las organizaciones quedan atrapadas, incapaces de cambiar a otro software sin procesos de conversión costosos y con riesgo de pérdida de datos.
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Pérdida de control: Los formatos pueden cambiar sin previo aviso y fuera del control de los usuarios, aumentando el efecto de dependencia del proveedor.
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Fragilidad en el acceso: Si el proveedor que controla el formato lo modifica o deja de dar soporte —como ocurrió con Windows 10— el acceso a los documentos se vuelve problemático o imposible.
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Dependencia económica: El costo de las licencias necesarias para realizar actualizaciones de software crea una relación de dependencia económica para acceder a los propios datos, transfiriendo en la práctica la propiedad de esos datos al proveedor que controla el formato.
Por qué ODF es la única herramienta para la soberanía digital
ODF está gobernado por OASIS, una organización internacional de estandarización que protege su desarrollo transparente, y está publicado como ISO/IEC 26300-2015 (y próximamente ISO/IEC 26300-2025). A diferencia de los formatos propietarios, las especificaciones de ODF son públicas y pueden implementarse libremente, se desarrollan mediante un proceso transparente y multiactor, no están controladas por un solo gobierno o empresa, y están supervisadas por organismos internacionales de estandarización.
Esto significa que gobiernos y empresas pueden participar en la definición de las especificaciones del formato, en lugar de verse obligados a aceptar pasivamente los cambios impuestos por un único proveedor basados en sus estrategias comerciales.
Así, las especificaciones de ODF permiten que cualquiera cree una suite ofimática que soporte el formato de manera nativa y promueva la soberanía digital, sin necesidad de autorizaciones, tarifas de licencia o temor a acciones legales, al mismo tiempo que se impulsa la industria local del software.
ODF permite una verdadera interoperabilidad, no solo entre diferentes paquetes de software, sino también entre países, idiomas y sistemas políticos. Un documento creado en Brasil puede abrirse y editarse en India, Alemania o Japón utilizando software desarrollado localmente. Esto elimina barreras digitales y permite la creación de ecosistemas tecnológicos diversos e independientes.
Una pila para la soberanía digital
La soberanía digital requiere una infraestructura de múltiples capas, que comienza con el formato estándar abierto ODF para asegurar la independencia del formato, continúa con una suite ofimática de código abierto como LibreOffice para tener control sobre la herramienta, una infraestructura en la nube de código abierto como Nextcloud para controlar la ubicación de los datos, y culmina con un marco legislativo que defina los requisitos de soberanía.
ODF está en la base de esta pila porque, sin un estándar abierto para el formato de documentos, la soberanía digital sigue siendo limitada, incluso con elementos como una ley que favorezca el software de código abierto, una infraestructura en la nube abierta y una suite ofimática abierta.
Desafíos para adoptar el formato ODF
Adoptar el estándar abierto ODF para la soberanía digital no está exento de desafíos, por varias razones:
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La migración desde formatos propietarios requiere planificación, capacitación y, en muchos casos, gestionar problemas de interoperabilidad derivados de complejidades innecesarias incorporadas artificialmente en el formato propietario.
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Cuando actores dentro de la organización siguen usando el formato propietario, el intercambio de documentos en formato ODF puede generar problemas de interoperabilidad, ya que las suites que no utilizan ODF como formato nativo suelen tener dificultades para manejar archivos ODF adecuadamente.
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Implementar políticas centradas en la soberanía digital requiere un compromiso claro por parte de la dirección, que debe priorizar la independencia a largo plazo por encima de la conveniencia a corto plazo.
Sin embargo, todos estos desafíos pueden gestionarse y tienden a disminuir con el tiempo, mientras que las restricciones y costos asociados a la dependencia de formatos propietarios se vuelven cada vez más severos.